sábado, 4 de julio de 2009

"El ateísmo militante es el ateísmo consciente" Entrevista a Joan Carles Marset, vicepresidente de Ateus de Catalunya

Joan Carles Marset, 45 años, es el vicepresidente de Ateus de Catalunya. Una asociación sin ánimo de lucro y autofinanciada por sus propios socios, ya cerca 200, que nació en Barcelona en 1994. Su sede se encuentra en la calle Daoiz y Velarde, donde sus miembros se reúnen todos los jueves por la tarde. A través de la web www.ateus.org la asociación difunde sus comunicados e iniciativas, vigilando el nivel de laicidad de la sociedad catalana y española.
Joan Carles Marset trabaja como editor en la Universidad Autónoma de Barcelona, es un hombre de aspecto afable y maneras distinguidas, casi las de un cura de campo. Con natural familiaridad nos invita a un té.

¿Que objetivos tenéis?

Tenemos tres ámbitos de trabajo: la difusión del pensamiento ateo, la lucha por la laicidad del Estado y la defensa de la libertad de conciencia. Trabajamos por una sociedad nueva, más tolerante, consciente y respetuosa con las ideas y libertades individuales.

¿Con qué medidas?

Tratamos de utilizar los medios de comunicación, a través de conferencias, artículos y entrevistas. Además colaboramos con los partidos políticos para la elaboración de sus programas y de leyes, y participamos en celebraciones públicas con stands informativos.

¿Conseguís éxitos?

Hablar de éxitos concretos es difícil, porque significaría atribuirse el mérito exclusivo de procesos de evolución social muy amplios, que tienen numerosas y distintas raíces. Intentamos impregnar la sociedad de nuestras ideas. Hace unos años era muy difícil definirse en público como ateo, ahora ya no.

¿Hacéis proselitismo?

Nuestra vocación no es proselitista. En esto hay una diferencia fundamental con las religiones, cuyo objetivo es salvar a la gente. Nosotros no pensamos que haya que salvar a nadie de nada, ni tampoco convertir. El ateísmo militante simplemente es un ateísmo consciente.

¿Existe un derecho a la ignorancia?

Por supuesto. No estamos defendiendo sólo la libertad de conciencia de los ateos, sino la de todos los ciudadanos. Es perfectamente correcto que alguien elija una creencia religiosa, siempre que sea una elección libre y consciente.

¿Entiende a los padres no creyentes que bautizan a sus hijos para que no sean discriminados?

Desde el punto de vista individual lo respeto absolutamente. Nadie quiere ser discriminado ni, sobre todo, que lo sean sus hijos. Pero a veces uno se tendría que plantear hasta qué punto es cómplice de esta discriminación. Si todo el mundo calla y agacha la cabeza, llegará un día en el cual nadie podrá lamentarse de que no haya justicia.

¿Piensa que todos los ateos tendrían que apostatar?

Puedo entender que si no crees te dé igual estar bautizado o no. Sin embargo, la Iglesia se aprovecha de esta situación, afirmando que en España el 93% de la población está bautizada y subliminalmente, con esos datos, te sitúan en minoría. Pero es imposible verificar sus datos. En cambio, una encuesta del Ayuntamiento de Barcelona refleja que entre los 15 y los 29 años el número de creyentes es menor que el de no creyentes. Se está produciendo un cambio en la sociedad más rápido de lo que muchos pueden pensar. Internet ha acelerado este proceso, de hecho la Iglesia siempre ha tratado de impedir el acceso a la información, porque para ellos la gente no tiene que pensar, sino creer.

¿Usted apostató?

Sí. Lo hice sobre todo por coherencia personal y hacia mi hija a la que en su día no bauticé. Tampoco sería un problema para mí si, al llegar a la edad adulta, ella decidiese bautizarse, porque sería una decisión consciente. Quizás sería una decepción… pero un problema no.

¿La sociedad está preparada para vivir sin la promesa de una recompensa ultraterrena?

La sociedad no es homogénea, por supuesto. Sin embargo, la mayoría de los jóvenes ya no necesitan la religión para explicar y dar respuesta a sus necesidades. Y se dan cuenta de ello de forma casi inconsciente. No pienso que se trate un proceso evolutivo en sentido hegeliano, de una mejoría progresiva y continua. Pueden producirse pausas, o darse pasos atrás, pero la secularización es un hecho.

¿Y el presunto renacimiento de la espiritualidad, subsiguiente al 11-S?

Puede ser que haya un cierto resurgimiento de la espiritualidad, pero me parece más inducido por los políticos y los medios. El integrismo islámico está vinculado a la situación de pobreza y de agravio histórico. La religión siempre ha sido un factor de mantenimiento del status quo y ha favorecido la permanencia de las sociedades en la ignorancia, para que fuesen más manipulables.

Pero la Iglesia promueve muchas obras de caridad hacia los pobres.

Al margen de casos específicos, detrás globalmente hay un contenido ideológico. Las iglesias llegan a las personas a través de la caridad. Es una manera de conseguir la receptividad del mensaje que promueven. Sin menospreciar su trabajo, me parece más elogiable la postura de otros colectivos de la sociedad, como muchas ONG, que hacen lo mismo sin esperar nada a cambio, a parte de su propia autosatisfacción.

De hecho la primera encíclica de Benedicto XVI habla de caridad cristiana.

Sí, pero siempre habla de caridad y no de justicia social, porque para ellos la justicia social es negativa. Necesitan una injusticia social para mantener su influencia. Lo prueba la postura totalmente contraria a la Teología de la Liberación en América latina.

¿Qué diferencias ve entre Wojtyla y Ratzinger?

La línea ideológica es la misma. Wojtyla era un hombre más mediático y poco teológico, pero entonces ya era Ratzinger quien, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dictaba la orientación contra conciliar y conservadora.

La percepción extranjera de que el ejecutivo de Zapatero es un gobierno laicista. ¿Es correcta?

Yo diría moderadamente laicista. Al principio adoptó algunas medidas que podían hacer pensar en una orientación laicista. Aprobó la ley para el matrimonio entre personas del mismo sexo. Suprimió la ley de calidad de la educación del Partido Popular, que imponía la educación religiosa obligatoria en las escuelas. Pero todavía los profesores siguen siendo elegidos por los obispos.

¿Está de acuerdo con la posición francesa en el tema de los símbolos religiosos?

En Francia la ley no prohíbe los símbolos religiosos, sino la ostentación de éstos en las escuelas. Claro que es un criterio muy subjetivo, pero hay que reconocer su buena voluntad para evitar que las religiones ocupen el espacio público convirtiendo las escuelas en un campo de batalla confesional.

¿La Iglesia Católica tendrá un fin?

No lo sé, ni me preocupa. Si se dedicara solamente a la espiritualidad, sin ocupar los espacios propios del Estado, tendría todo el derecho a existir. Considero también legítimo que intente difundir sus postulados en la sociedad mediante los mecanismos propios de un estado democrático. Lo que no es legítimo es que se apropie de las estructuras, recursos y espacios de competencia exclusiva del Estado, que debe ser laico, para reforzar su posición.

¿A pesar de que la etimología sea negativa, hay una definición positiva de ateo?

Las religiones creen en algo. El ateismo no cree en algo, pero eso no significa que no tenga convicciones. Son dos modelos de interpretación de la realidad. Las religiones basan todo su discurso en una dimensión que está “más allá”, que nadie ha visto ni puede garantizar. En cambio nosotros decimos que el hombre tiene su vida en sus manos y que puede elegir su destino. Ésta me parece una visión totalmente positiva.

¿La muerte no le da miedo?

La muerte es una realidad como cualquier otra. Claro que puede dar miedo, pero hay que preocuparse de vivir, no de morir.

¿Considera la posibilidad de cambiar de idea?

Por supuesto que sí. Pero necesitaría disponer de pruebas y de un fundamento lógico. Un creyente cree sin explicación racional. Un ateo llega a sus convicciones por medio del razonamiento. Herman Hesse decía que la religión es un teatro mágico “no para cualquiera” y que la entrada sólo costaba la razón”. Yo no estoy dispuesto a esto.

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